jueves, 19 de diciembre de 2013

Crónicas del Portal || Capítulo 1º - "Aniversario"



   Se dice que en el lago Lincort el aire hace mover las olas de modo que cobren vida, susurrando los presagios a los paseantes sin rumbo. Este día, el aire, tranquilo, solo provocaba un tenue tintineo entre las hojas y unas risas relajadas entre las raíces. Un bostezo entre la bruma y pisadas en la lejanía. Pasos amortiguados en contraste al suelo húmedo por el rocío.

   A Froy era lo que más le gustaba de este territorio. Los paisajes, la naturaleza, la vida que se ofrecía en espectáculo diario y sin fin una sincronía perfecta entre vida y muerte. Del lugar que provenía Froy eso nunca se podía ver y menos intentar recrearlo. Por más que se intentase, la contaminación, el egoísmo y la sed insaciable del poder, hacía de la Tierra un lugar parecido al infierno si eras una persona del "montón".

   Ya llevo más de un año aquí - pensó Froy - Aun no sé la manera de volver a mi casa. Por una parte este lugar me ha tratado bien y me encanta, pero como todo, tiene sus defectos. Pero mi familia y amigos están allí y yo aquí rodeado de...

   Se paró en seco al darse cuenta de la palabra que iba a utilizar. No podía negar que ahora Froi era, en aspecto físico, más parecidos a ellos que a los Humanos. Lo que iba a ser un "paseo" se convirtió en algo que él solo, no podía manejar. Su entrada en este mundo inicio un cambio genético para adaptarse a este nuevo mundo, si no llega a ser porque entró "legalmente" su final hubiera sido la muerte asegurada, pero al pasar por el Portal, el contrato se firmó.

- ¡ Froy buenos días tengas ! - Una voz familiar lo atrajo del mundo onírico al real - ¿Aun sigues con legañas? ¡ Venga, anda y espabila que tenemos cosas que hacer !

   Al verle sonreír y enseñar todos esos dientes relucientes y afilados Froy no pudo evitar estremecerse un poco a la vez que intentaba imitar lo de torcer los labios para parecer animado, aunque estas horas de la mañana no eran nunca agradables para Froy.

- Buenos días Schecter... - intento que sus palabras sonaran de algún modo emocionadas, pero falló estrepitosamente en el intento - ¿Cómo van los cachorros?

- Bastante bien la verdad - No pudo evitar mover el rabo - Zuzulf con la ayuda de la familia puede valerse bastante bien mientras vamos de caza. Uno de los cachorros, Malfurm, el blanco que te mordió el dedo, ¿recuerdas? Pues fue el primero en abrir los ojos, ¡espero mucho de ese pequeño!

   Ya se veía los tablones en el lago y sobre ella dos pares de sombras. Froy ya sabía quién se encontraría allí: Dael, el jefe del gremio de cazadores, Rothen, Klavi y Syhian miembros del gremio. Syhian aparte era guardián, aunque no tenía claro de qué, pero en conjunto a Froy le parecía que lo llevaba en la sangre. Si volvía, tenía pensar conseguir uno igual para su casa, pero eso ahora, de poco importaba.

   Veo que tu pelaje por fin ha terminado de crecer - La mirada examinadora de Schecter le parecía demasiada atrevida, aun así dejo paso a un poco de alegría en su cuerpo por la observación - Parece mentira que hace menos de un año ya te haya crecido tanto pelo, ¿o ya se ha cumplido el año? ¿Enserio? ¡Por todos los dioses como pasa el tiempo! Incluso tu fisionomía es perfecta ya. Si no me equivoco, los ancianos te han dejado participar en la próxima fiesta de la luna de los Cougar, ¿no es así?

   Froy no pudo evitar abrir mucho los ojos al acordarse de la noticia. La fiesta de la luna, fiesta que se realiza cada luna llena para celebrar la vida en si o mejor dicho, para crearla. Por el tiempo que llevaba Froy entre ellos, había aprendido la mayoría de sus tradiciones. Esta en particular se basa en la descendencia de una raza en una luna en concreto. Machos y hembras de una misma especie hacen un riguroso ritual de apareamiento para proseguir con la raza.

   La vista paseo a lo largo y tendido del cuerpo a medida que avanzaban por la senda hacia el lago. No podía negarlo, si no fuera porque andaba a dos patas, estaría en un zoológico de alguna ciudad. Sus manos, ahora más parecida a garras con su almohadilla en la palma, su pelaje dorado y dibujos creados por mezcla de tonalidades. La cara, más grande y larga que la de un humano, bigotes, dientes, ojos... todo impondrían a más de uno a pensarse atacar, pero aquí, casi todos tenían ese aspecto salvaje pero a la vez de una belleza inusual e hipnotizadora.

   Suspiró y se obligó a mirarle a la cara a su amigo.

No sé si estoy preparado aun para ese honor - Froy odió el tono de su voz una vez más - Aun no me he acostumbrado del todo a este cambio y el solo hecho de pensar en...

- ¡Vais retrasados! - Rothen sorprendió a Froy dejándole con las palabra en la boca - No debéis de retrasaros tanto, Dael se puede enfadar. Recuerda Froy que aún no eres miembro del gremio.

   Otra vez con la misma historia - pensó Froy - Ni siquiera sé si conseguiré entrar, yo lo que quiero es sobrevivir. Será mejor que me active de una vez, será una mañana larga.

- Perdonadme, no volverá a pasar, solo es que estoy algo distraído hoy.
- Deja de dar escusas - Dael, sonaba por encima de todo - Tenemos trabajo que hacer. Adelante Klavi, cual es la lista hoy.
- Hoy tenemos: dos gorada y tres bah´ra.
- Perfecto uno para cada uno - Rothen sonaba emocionado.
- Schecter y Froy iréis a por los goradas, ya sabéis, si encontráis presas pequeñas, traedlas - Dael empezaba a erizarle el pelaje.

   Sin muchas más palabras salimos de caza. Schecter como siempre, iba en cabeza cosa que a Froy le parecía perfecto, cualquiera de la zona sabría mejor diferenciar los olores que él.

   Dime una cosa - una urgente curiosidad salió de su interior - ¿alguna vez las Razas se han cazado entre ellas? Me refiero a la mezcla que hay en el poblado, claramente hay herbívoros y carnívoros. Siempre los he visto vivir perfectamente, hasta está la familia de los Skaprrr que son razas completamente distintas y perdona las palabras, pero son prácticamente un Conejo y una Hiena. En mi mundo, no viven juntos, ¡se comen!

   Una risa esporádica sonó en el bosque, Schecter parecía que le hacía mucha gracia lo que acaba de decir Froy - Me has hablado de tu Mundo muchas veces, pero aún me sigue pareciendo una locura lo que dices. Perdona que me ría, pero,  es que eso no pasa aquí. Ha habido guerras, no te lo niego, pero todos los Elainos nos consideramos Elainos. Como te diría, todo tenemos Alma y por eso que un Elaino mate a otro Elaino se considera el peor crimen. ¿Es que en tu mundo si matáis a tu igual no pasa nada?

- No, claro que pasa, el peso de la ley cae sobre el criminal, si lo capturan primero - Entendía lo que quería decir, pero aun así le chocaba ese particular aspecto de la vida de los Elainos - Ahora que me doy cuenta, en la Tierra también se daba esos casos. Hay personas que solo comen carne prácticamente y otras que solo comen vegetales... no me prestes demasiada atención, es demasiado temprano para mí.

   En realidad ya no era tan temprano, la mirada de soslayo de Schecter se hizo constante, pero debían de seguir con la caza. El rastro del primer goroda apareció. Los goroda eran animales imposibles para Froy y aun así nunca se cansaba de admirarlos. Su pelaje era utilizado normalmente para adornos o pequeñas ropas que se utilizaban usualmente. Anda a cuatro patas sobre pezuñas, su pelaje azul y negro lo convierte a veces en una presa fácil, pero si rondaba por su territorio natural, el camuflaje era perfecto, pero nuestro olfato era mejor. Aunque hay que tener cuidado con sus cuernos con ángulos imposibles, para un lobo como Schecter y un puma concolor como yo, sería coser y cantar.

   La mañana pasaba y antes de llegar el sol a su punto máximo, la boca de Froy estaba salpicada en sangre,  cargaba con un gorada adulto de vuelta al poblado Magretf. Sabía que los demás habían cumplido con el trabajo, Schecter se lo comunicó.

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